jueves, 9 de febrero de 2012

Amor condusse noi ad una morte...

  Toda desgracia humana, en la cual no ha intervenido la naturaleza, es provocada por esa niebla de seducción, confort y abandono. Es ahí donde la racionalidad pierde su balance, y la lógica se hunde. Ese  número perdido entre los factores que conforman el instinto de supervivencia.

 Como preámbulo a la celebración del martirismo de alguien que ironicamente cura la ceguera, y que se opone redundantemente a la practicidad de un tirano bélico, El athame de Paracelsus los invita a esta anti-celebración de la muerte, del error de Claudio II, y la estupidez aún mayor de Asterius. Todos aquellos con síndrome de abstinencia, enviciados empedernidos, filósofos de peluche: abstenerse.





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