jueves, 12 de enero de 2012

De aversiones... entre otras cosas...



 Desde la entraña del club de los reprobables, una voz me dice que sí. Me hablan tonos distintos de todos aquellos guiños involuntarios que sufrí durante la transformación. Toda estrella brilla más antes del amanecer, y es cuando se imprime en el álbum que uno revisa una y otra vez, nostalgia pura. Abrir los ojos sabiendo que es inevitable una risa infame que se extenderá por todo el cuarto, por la casa, por la acera y la calle, por el recinto, por el micrófono, por los decibeles asignados.

 Se rinde homenaje a una de las propuestas mexicanas más enfermamente valoradas de este país, una vista rápida por los años que se tardaron en plastificarse un montón de bufones siniestros que, en perspectiva, han logrado su cometido. El athame de Paracelsus presenta un grupo que logró conjuntar el éxito comercial con bases estrictamente irrisorias y un vocalista con cara de niño bonito, una de las propuestas populares más inteligentes que haya surgido en nuestro país: Fobia, como bien lo dicta el nombre, debería ser aberrante siempre... y así lo recordamos. Bienvenidas todas esas burlas crueles y llantos con maquillaje de payaso corrido.









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