jueves, 8 de diciembre de 2011

De lo sagrado, poco...


 Algunos pocos consiguen ir más allá de una simple pregonación hipócrita o mediocre. El caso de Santa Sabina es tan frecuente como la santificación misma, hundidos en martirismos como: el dinero, la publicidad, el público mismo, las malditas disqueras, managers, directores de videoclips, el país, los conciertos y malos organizadores. A pesar de todo ello, sobreviviendo a lo que muchos no pudieron, los herederos de María Sabina supieron, durante una larga trayectoria, mantener un nivel de experimentación y compromiso musical como ningún otro grupo de su época. La independencia los hizo más fuertes aún, y es para muchos de nosotros, un orgullo mundial poder decir que son mexicanos.

 Hoy rendimos un justo tributo a un grupo que siempre antepuso la música ante todo, y nunca le faltó al respeto al arte mismo de lograrla. Santa Sabina, salve! Y que quienes planean seguir por la senda que dejaron, vayan preparando su alma para un espiral fascinante.



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